Milagrosa. De aborto a ángel.

«…cuando hagas una fiesta invita a los pobres, a los lisiados, a los cojos y a los ciegos. Serás afortunado de que ellos no tengan como pagarte, porque recibirás tu recompensa en la resurrección de los justos»

A menudo Dios escribe derecho con renglones torcidos. Se dirige a nosotros de múltiples maneras, solo hay que abrirse a  Él y estar dispuesto a recibir su mensaje.

Milagrosa es una joven guineana, víctima inocente de un proyecto de aborto al que ha conseguido sobrevivir. Su caso nos demuestra cómo con tesón, esperanza y fe, es posible derrotar este abominable crimen y las estructuras políticas, sociales y económicas que lo sustentan.

En una pobre cabaña de Guinea, una oscura y triste noche, una desquiciada madre acosada por el miedo y la desesperanza, decide finalizar con su embarazo de cuatro meses y veintiún días. Abandona la bolsa amniótica con el feto, aún caliente, en el tosco suelo de la estancia y comienza una desesperada huida hacia la vecina Gabón. Quizá pensaba que la distancia disminuiría la desazón que sentía en esos momentos, alejando los fantasmas de la culpa homicida que la perseguían sin compasión. En Guinea el aborto está penado y la responsabilidad recae tanto sobre la abortista como sobre su familia. Pensaba que la pena infanticida la acompañaría siempre, sin imaginar que Dios, en su infinita Misericordia, le brindaría la oportunidad de redimir su error.

Dios se hace presente

Perpetua, abuela de Milagrosa, recoge los despojos para tirarlos y los introduce en una bolsa que había contenido jabón. En ese momento, se produce la caída de un muro en el exterior de la pobre vivienda, hecho que reclama la atención de Perpetua. Abandona lo que se disponía a hacer y se centra en el  derrumbe. Dios estaba actuando.

Cuando vuelve al cabo de algunas horas y se dispone a tirar los despojos, nota movimiento en la bolsa. Pensó que se habría introducido un ratón y se dispuso a sacarlo de ahí, descubriendo al abrir la bolsa que su nieta estaba viva. En ese momento aflora la humanidad trascendente de Perpetua y, alarmada, adopta las medidas oportunas para mantener con vida a su nieta. Como  ángeles de Dios, y a falta de buey y mula que calentaran a la pequeña, prepararon una incubadora doméstica compuesta por botellas  de cristal recogidas del vertedero. Mantuvieron estas botellas llenas con agua que calentaban continuamente y alimentaron a Milagrosa con una jeringa de suero y leche que le introducían por la nariz. Meses después Milagrosa se había desarrollado lo suficiente para vencer heroicamente al implacable aborto.

Los Reyes Magos

Tiene Milagrosa una especial devoción por la figura de los Reyes Magos. Con el tiempo, comprenderá que Dios le permitió conocerlos en vida y que estuvieran a su lado en la dura lucha por sobrevivir. Milagrosa ha logrado salir adelante superando múltiples problemas generados por su peculiar evolución. El desarrollo alcanzado en esa incubadora doméstica le dejó algunas malformaciones físicas de las que se sigue recuperando, malformaciones de las que jamás se queja y que acepta con alegría. Tanto es así, que Milagrosa perdonó a su madre destruyendo todo poso de rencor.

Melchor

Melchor se proyecta en la figura del Padre Miguel Segura L.C. que, conocedor del problema por sus apostolados en Guinea, se convirtió en ángel custodio de Milagrosa. Su regalo, más valioso que el oro, fue brindar la oportunidad a Milagrosa de gritar su historia al mundo, para servir de guía redentora a tantos occidentales amenazados por el materialismo empobrecedor del alma.

Relativismos, quejas y miedos quedan atrás cuando se conoce esta imponente historia de superación y supervivencia. La imaginaria magnitud de nuestros problemas queda en ridículo si conseguimos empatizar con esta joven y su familia.

Gaspar

En este caso  el incienso huele a medicinas. Esas que tanta falta le hacían a Milagrosa para recuperarse de las operaciones a las que los generosos sanitarios, tocados por el mismo Gaspar, la someten para intentar paliar el déficit de desarrollo producido por el cruento y forzado desalojo del vientre materno.

Y su entorno más próximo, que fue capaz de vencer la lógica de la escasez de probabilidades, para dejar constancia de como con el amor y la unión familiar pueden lograrse cotas inimaginables.

Baltasar

Baltasar también quiso recompensar a este ángel. Su mirra ha consistido en la fraternal acogida que  generosas familias han dado a Milagrosa en España… y en esas niñas del colegio Highlands Sevilla que, derrochando alegría, competían para ver quien tenía la dicha de empujar su silla de ruedas; la actitud de servicio y la desinteresada entrega de uno de los bienes más preciados en la sociedad occidental: el tiempo.

Y todos los que de alguna manera, se han unido de forma desinteresada para transformar una historia de muerte en un relato de vida, para conseguir que este ejemplo encarnado sirva de grito desesperado para alertar sobre la mayor y más vergonzante lacra que amenaza a la sociedad contemporánea: el aborto.

Una historia con mensaje

Con esta historia, el Señor ha dado la oportunidad a muchas personas de integrarlo en sus vidas a través de Milagrosa. Miremos en torno a nuestro día a día, pues seguro que también a nosotros se nos presentan múltiples ocasiones para poder ser instrumentos de Dios. Solo tenemos que detenernos un poco y pensar quién es  nuestra  Milagrosa.

Os dejo un vídeo donde podéis conocer a la protagonista de esta historia.

4 opiniones en “Milagrosa. De aborto a ángel.”

  1. Anton gracias por tener esa privilegiada para sintetizar en unas cuantas líneas la asombrosa historia de Milagrosa. Como sabeis esta niña estará Dm dos meses en Sevilla y necesitamos de mucha ayuda para que de verdad pueda suplir todas sus carencias fisicas y madurativas. Ojalá estas reflexiones nos motiven a aportar un «granito de arena» a todos lo que la recibamos. Con mis oraciones P Borja LC

    1. Gracias Padre Borja. La historia me pareció impresionante y todavía no entiendo cómo hay quien piensa que no se está segando una vida cuando se aborta. Llegará el día que la sociedad se dará cuenta del magnicidio que esto supone. Poco a poco…

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