Anhelos de España

 

La historia de España se ha construido en torno al deseo de unidad, grandeza y libertad. Unidad territorial y social. Para ello  se ha servido de una lengua común que permite que todos los hispanos podamos entendernos entre nosotros y  de la religión -articulada en torno a la cruz de Cristo-  que nos ha permitido desarrollar una cultura común y un carácter valiente e inconformista.

Pero esta historia no ha estado exenta de enemigos que han intentado, por todos los medios, dinamitar ese afán integrador que nos ha permitido dejar nuestra impronta a lo largo y ancho del mundo. Y esto se viene repitiendo recurrentemente como un martillo pilón hasta la actualidad.

Anhelo de Unidad

Desde el principio, la península ibérica ha sido lugar de confluencia de las culturas del norte (procedentes de Europa) y del sur (procedentes de África).

Ya con la entrada de los Íberos desde África  y de los Celtas por el norte, se manifestaron los primeros síntomas de unidad. En una España poblada por una gran variedad de tribus acampadas en los valles y separadas por cadenas montañosas, ya se dio ese “mestizaje” de unidad que dio lugar a los celtíberos en la zona centro de la península.

Posteriormente llegaron los fenicios (fundaron Cádiz, la ciudad más antigua de Europa Occidental), los griegos  y los cartagineses, que venían a comerciar. Su integración con la población autóctona, sin embargo, es indudable. Mediante casamientos y tratados comerciales se produjo una permeabilidad de la que salieron beneficiados todos los actores.

Y tras una serie de avatares llegó Roma, y con ella la civilización y el latín, primera palanca de entidad para la espontánea búsqueda de unidad. También fue con Roma que entró en escena el cristianismo, la otra gran palanca de unidad.

Como suele suceder, al elemento integrador se opone otro desintegrador, y aparecen los arrianos, herejes que relativizan la doctrina. Tomaban de ella lo que les convenía y dejaban atrás lo que los comprometía, tremenda similitud con actitudes de muchos cristianos actuales.

Con este caldo de cultivo y la decadencia del Imperio Romano, entraron tribus del norte (Suevos, Vándalos y Alanos) cuyas costumbres (defensores del honor y la familia) neutralizaron la decadencia del romano vicioso y comodón. Posteriormente los Godos a través de su rey Leovigildo, consigue la unión de tierras; su hijo, Hermenegildo (San Hermenegildo) logró la unidad de almas, desmarcándose de su arriano padre y convirtiéndose al catolicismo.

Y el empeño por desterrar la tradición goda por una monarquía electiva, puso en peligro el anhelo de unidad…y también el de libertad. Ya entonces la vanidad y codicia por el poder suponía un obstáculo para fines más nobles e importantes…como sucede hoy.

Anhelo de Libertad

Las luchas de poder extendieron la alfombra roja al moro Tarik para que invadiera España en el año 711. España quedaría cautiva de la media luna durante casi ocho siglos, período durante el cual  los habitantes patrios fueron reconquistando, palmo a palmo, la tierra usurpada  por el moro. Esta fue, hasta ahora, la más grande lucha de los españoles por su libertad.

Todavía quedarían episodios históricos en España que pondrían en peligro la libertad conquistada, como la invasión del dictador Napoleón. En la guerra de la Independencia el pueblo español volvió a dar un puñetazo en la mesa y a gritar al mundo que su libertad no era negociable.

Ya en el siglo XX se produjo el penúltimo intento, esta vez del totalitarismo comunista, para arrebatar a los españoles su libertad y convertir a España en un país satélite de la dictadura comunista soviética.

En la actualidad este anhelo de libertad vuelve a estar amenazado por un frente antiespañol, compuesto por terroristas, delincuentes separatistas, comunistas y socialistas desnortados. La vanidad y ansia de poder, apoyado por una gran parte de población indolente (fruto podrido de los sucesivos y errados planes de educación que la desvisten de todo sentido crítico), vuelven a poner en peligro la libertad conquistada durante siglos. Tratan de imponernos un nuevo amo, el Nuevo Orden Mundial, y someternos a la dictadura de la Agenda 2030.

Anhelo de Grandeza

La grandeza anhelada por España no es solo material y de territorios. Es una grandeza también de espíritu, de un carácter conquistador capaz de superar dificultades para expandir por el mundo nuestra religión y nuestra lengua. Y así, España se embarcó en la mayor gesta de la historia: el descubrimiento del Nuevo Mundo.

Tanto los Reyes Católicos con el descubrimiento de América como los Austrias con el mantenimiento del Imperio y el posicionamiento de España como primera potencia mundial, contribuyeron decisivamente a ello. Hoy son los Borbones –con su enfoque más pragmático que espiritual- los encargados de mantener la plaza ante las agresiones del republicanismo desintegrador.

La leyenda negra auspiciada por alemanes, británicos, holandeses y franceses siempre ha procurado tirar por tierra la grandeza de los logros españoles, a la vez que tapaba sus propias vergüenzas. La reforma protestante sabía que terminando con la unidad religiosa, se resquebrajarían los cimientos de esa España que tanto había dado al mundo. Seguimos esperando que algún eurodiputado exija -en el burócrata parlamento europeo- que esos países rectifiquen y desmonten el bulo que levantaron para escribir una historia viciada y tapar su verdad propia de abusos y genocidios.

Y llegaron los liberales, de corte afrancesado antaño y precursores del complejo por ser español en la actualidad para, junto a la progresía, borrar toda huella de tradición y situar al elemento integrador espiritual como algo relativo y adaptable a la conveniencia de cada uno.

Enfrente, como siempre ha sucedido, los conservadores actuando de muro de contención, salvaguardando las estructuras que dan estabilidad a esa realidad que se llama España y que se ha forjado durante siglos. Esa España que ha ido venciendo enemigos externos e internos, que ha ido resistiendo el afán destructor de quienes buscan su división y sometimiento a los dictados del poder mundial del momento.

Pero ya lo dijo Bismark:

“España es el país más fuerte del mundo: los españoles llevan siglos intentando destruirlo y no lo han conseguido”

 Hoy nos encontramos ante otro intento de romper España, de acabar con la obra que tanta sangre, sudor y lágrimas costó a nuestros gloriosos antepasados. Y es nuestro deber defender esa España que anhela seguir siendo Una, Grande y Libre.

Un comentario en “Anhelos de España”

  1. Sería interesante hablar de la Victoria en la batalla de Lepanto sin la cual Europa podría haber sido invadida por los otomanos islámicos Europa le debe mucho a España
    También sería interesante hablar de la derrota de Carlos primero por los príncipes alemanes protestantes gracias a la traición de la católica Francia, representada por el católico cardenal Richelieu. Sin esta traición no se hubiera roto la cristiandad católica europea y tanto Europa como América hubieran sido católicas

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.