Depila2; más bellos sin vello

En vacaciones es bueno relajarse e intentar desconectar de esos temas que nos «atormentan» el resto del año. Sin caer en banalidades, es sano cambiar el enfoque y dar una vuelta por el lado despreocupado de la vida. Por ejemplo, ¿os habéis preguntado alguna vez por qué se depilan los «matxotes»?

Llega el verano y comienza la «operación bikini»…para ellas y para ellos, no se vaya a enfadar la ministra de Igual-dá.

Todas declaran la guerra al vello, menos las «feminazis» que se la declaran al bello y presumen de axilas y pantorrillas dignas de leñador.

También muchos «Ellos» se han apuntado a esta batalla contra el vello corporal… por razones muy variadas.

Función biológica del vello

El vello corporal tiene una serie de funciones que son básicas para el cuidado de la barrera cutánea y la higiene corporal.

  • Sintetiza el sebo que se vierte en la superficie cutánea para mantenerla hidratada y combatir agresiones externas.
  • Regula la temperatura produciendo una película que nos protege de cambios térmicos externos.
  • Absorbe y mantiene adherida cierta cantidad de sudor, regulando la transpiración y evitando una sudoración excesiva. Es decir, deshacernos del vello no disminuye la sudoración.
  • En ciertas zonas, es una barrera adicional para protegernos de enfermedades de transmisión sexual.

Entonces, si desprenderse del vello impide todo eso, ¿qué lleva a  un hombre a depilarse?

Cayó la venda de mis ojos

Hasta hace bien poco, no podía ni imaginar que “los muchachos” se depilaban…y menos aún varones adultos. Llamadme antiguo, pero así era.

Un día, hablando con un excompañero de trabajo (que se ha convertido en un gran amigo), me comentó que se iba a Portugal a surfear y que tenía hora en un estudio para una depilación “completa”. Lo de “depilación” me chirrió, pero lo de “completa” me hizo creer que era broma al principio, para convertirse en alarma después.

No salía de mi asombro. ¿Con qué compartía mis días? ¿estaría yo en peligro? Un escalofrío corrió por mi espalda cuando recordaba la de veces que le había perdido la cara. A ver si iba a resultar que mi compañero de trabajo era aficionado a disfrazarse de Carmen de Mairena …

Al ver la expresión de mi cara, mezcla de asombro y pánico descontrolado, el bueno de mi amigo me explicó que era importante estar depilado, porque el traje de neopreno que se ponía para surfear, le tiraba del vello al quitárselo y le dolía.

“ Y porque te tira de algún pelillo te sometes a la tortura de arrancarte todo el vello…TODO, desde el de las piernas hasta el que se encuentra alojado donde el intestino ve (por fin!!) la luz !!”, le contesté entre incrédulo y desconfiado.

 Ese día fui tristemente consciente de cómo había cambiado el cuento…

Deportistas, metrosexuales y “distraídos”

Es indudable que los deportistas profesionales (incluso amateurs) necesitan depilarse para la mejor aplicación de masajes y lociones que ayuden a la recuperación tras el esfuerzo. Esto genera un efecto imitación no siempre bueno. Recuerdo las declaraciones de una estrella del balompié, icono de la depilación, que decía que la gente le tenía envidia «porque soy guapo, rico y juego muy bien al fútbol«. No incluía entre sus dones la capacidad intelectual este modelo de la juventud…¿sería por modestia?.

También que existen determinadas profesiones en las que el aspecto físico es muy importante para su desarrollo y que requieren disminuir u homogeneizar el vello corporal.

Lo que ya no es tan normal es encontrarse a los jóvenes con las cejas más finas que “La Veneno” o Manolita Chen. Y es que la línea divisoria entre el “metro” y el “homo” es cada vez más difusa; y el “metro” que se distrae se transforma en “homo” (no es crítica, sino la constatación de una probable trazabilidad). A esto contribuyen, con vehemencia, el nuevo orden mundial que intenta indiferenciar los sexos, y las compañías cosméticas, ávidas por doblar su clientela potencial.

El barbudo depilado

Recuerdo a un amigo que exclamó cuando vio las patillas de una famosa tonadillera: “Si así está la dehesa, imagina como estará el monte”.

El otro día comprobé que su teoría del “desbroce” bien podría estar errada.

Coincidí en la cola del cajero automático con un ejemplar que debía medir lo mismo de alto que de ancho y pesar más de 120 kilos. Lucía una barba que más la quisiera para él Valle Inclán y un corte de pelo estilo “champiñón” emulando al balompédico Odriozola.

Como hacía calor, el joven vestía bermudas con unos “pinkis” que amenazaban con salir valientemente por encima de sus deportivas. Mostraba orgulloso unas pantorrillas que debieron ser depiladas hacía algún tiempo, ya que “las hormiguillas” que se distribuían por ellas, no eran otra cosa que vello luchando desesperadamente por salir de nuevo.

Por el peso y las hechuras deseché la idea de que fuera un deportista de élite; no parecía probable que desempeñara una profesión de esas en las que hay que ir “más bonito que un sanluis”; “distraído” tampoco era, porque suelen ser personas muy dadas a la higiene y la musculación; debe ser que la depilación masculina es más normal de lo que se pueda pensar, y que el nuevo orden y las grandes empresas cosméticas están logrando su propósito.

No pertenecer a ninguna de las categorías mencionadas -o ser muy carca- me mantiene alejado de la fotodepilación láser o la crema depilatoria aunque, como no podía ser de otra manera, cada cual puede hacer de su capa un sayo, si así lo desea.

Por cierto, me encontré con mi amigo el surfero hace unos días y me preguntó:

  • “Myweapon” -mi amigo es un sevillano fuertemente influido por la lengua de Churchill-, ¿cómo vas con el blog?
  • Bien –le contesté-, haciendo amigos, como siempre…
  • Me alegro –dijo- a ver si me leo el último post…
  • No lo hagas –le apunté- que te puede dar la risa…

Feliz verano a tod@s… con depilación o sin ella.

Os dejo un simpático y breve vídeo en el que aparece una señorita explicando las características de su hombre ideal, y nuestro amigo “El Fary” exponiendo las suyas.