Una patria de bandera

España está en un momento en el que ridiculizar sus símbolos nacionales sale gratis. Además, se ha convertido en costumbre que quienes lo hacen, reciben la palmadita de aquellos que necesitan el apoyo de estos para seguir destruyendo nuestra patria desde dentro.

Los signos identitarios de España (bandera, lengua, historia, religión…) se minimizan, ocultan o desvirtúan. Todo aquello que sustente la unidad, y por tanto la fuerza, de nuestra nación se convierte en blanco del batallón de felones.

Hemos de  tener claro que nuestra patria es  la tierra natal o adoptiva donde reside nuestra nación, o lo que es lo  mismo, donde reside el conjunto de personas a las que nos une una misma tradición, idioma, origen e historia. Este conjunto de personas se organiza como estado nación.

El estado nación es una organización política que rige y ordena un territorio determinado, con una población  constante a corto plazo y dinámica a largo plazo. Quiere esto decir que a lo largo de la historia la nación española ha ido evolucionado, moldeándose, adquiriendo caracteres integradores de los pueblos que han ido formando nuestra patria (fenicios, romanos, godos …). Esa población que ha ido elaborando  nuestra nación, que se siente integrada en su patria, ha ido constituyendo nuestra forma de vida y aportando caracteres mejorantes. Por ello estamos obligados a discriminar quien  es capaz de integrarse para aportar y quien no.

Europa nada tiene que ver con  nuestra patria; los europeos no constituimos una nación. Somos  una unión política y económica  formada por estados nación que se han disputado la hegemonía del continente a lo largo y ancho de la historia. Una unión encaminada a buscar nexos de unión que eviten nuevas y empobrecedoras guerras entre enemigos tradicionales. Nexos de carácter económico y normativo basados en una amplia red burocrática, no en signos identitarios comunes. De hecho, la Unión Europea reniega  del único signo común que podría servir de elemento aglutinador: el cristianismo.

A la vez, en los sótanos de estos “socios”, se articulan políticas atomizadoras que potencian los nacionalismos tribales para debilitarse entre los estados nación. Continúan las intrigas políticas, pues saben que la conflictividad interna debilita el poder de la nación. Este hecho nacionalista  es el que realmente divide y enfrenta,  e intenta fabricar artificialmente hechos diferenciales que les permita constituirse como naciones independientes. No les importa el peso mayoritario que en estas comunidades tienen historia y tradiciones comunes. Frente a este nacionalismo regionalista y disgregador, está el patriotismo como fuerza de cohesión que pone en valor toda la trazabilidad histórica de la nación española.

La  bandera representa a nuestra nación. Como símbolo, evoluciona a lo largo de la historia en función del carácter de la población que conforma el estado nación. Para no pecar de osados debemos informarnos de la etapa y procedencia de nuestra bandera antes de emitir juicios.

Nuestras distintas banderas a lo largo de la historia  han representado los valores e ideología preponderantes en cada etapa, indicando la trazabilidad y evolución de una nación dinámica pero sólida en sus principios fundacionales.

No estaría mal que nuestros jóvenes (y no tan jóvenes), adictos a internet, aprendieran a distinguir cada etapa histórica de España a través de la bandera de la época. Así evitarían ridículos como el de la persona que arremetió contra un joven que portaba una bandera con el escudo del águila bicéfala (Carlos V) confundiéndola con el águila de San Juan. La ignorancia suele ser osada.

Ejemplo de la desafección creciente que la indolencia gubernamental está sembrando en la sociedad son las elecciones autonómicas. Es curioso como  destapan la tremenda incoherencia o ignorancia  de muchos votantes. Así, en las últimas elecciones en Vascongadas, mientras según algunas encuestas el 70% de los vascos se sienten españoles o vascos y españoles, los resultados dan el 70% de los votos a formaciones nacionalistas que propugnan la separación de España, ¿Cómo se come esto? Y si normativamente no pueden separarse de España, intentarán que España salga de esos territorios aboliendo todo aquello que huela a la nación española como llevan años haciendo junto a secesionistas catalanes.

España se desmorona y tenemos una clase política que mayoritariamente mira para otro lado, más preocupada por su sed de poder y sus juegos de trileros que por el Bien Común. No es prioritario para esa clase política inculcar en la población el orgullo de pertenencia y el fomento de una historia tan grande como heroica. Transmiten, aprovechando la desidia de la población, todo aquello que la adormece y la hace dócil y agradecida a los nuevos postulados globalistas que estandarizan lo diferente. Tratan de inculcarnos la nueva religión que trae la Agenda 2030 y nos bombardean con supuestos problemas como el cambio climático que nada tienen que ver con la problemática del ciudadano del día a día. Y el ciudadano se cree feliz y útil con ese aura de buenismo de la que tanto alardean los biendomados.

No nos dejemos manipular por operaciones mesiánicas. Desmontemos los mantras que nos quieren imponer para que nuestros descendientes recuperen el orgullo de ser español. Muchas serán las tretas para desestabilizar y desconcertar a los defensores de la patria.