Ahorrador o inversor, ¿usted que es?

Ahorrador

Muchas de las decisiones financieras de ahorro-inversión que tomamos vienen viciadas de origen. No definir claramente en qué medida somos ahorradores o inversores puede hacer que los resultados finales no sean los deseados. ¿Cómo saber dónde situarnos? 

Son múltiples los estudios que certifican la relación inversamente proporcional entre tiempo y riesgo en el sector financiero. En términos generales, cuanto mayor es el tiempo que mantenemos una posición, menor es el riesgo que asumimos (entendido el riesgo como la posibilidad de que la cantidad recuperada sea  inferior a la que impusimos al inicio de la operación).

Siendo puristas podríamos decir que el tiempo es el factor de alisado de las fluctuaciones de rentabilidad que se producen en una inversión, en función de su grado de volatilidad.

Por todo ello es labor primera, fundamental e inexcusable del asesor financiero conocer el plazo previsto por su cliente para el mantenimiento de la fórmula de ahorro o inversión elegida, así como el objetivo perseguido con la misma.

En gran medida aquellas personas que son totalmente contrarias al riesgo, a la volatilidad, aquellas personas que no admiten las más leve bajada coyuntural en sus posiciones, son ahorradores en su más puro estilo.

Tradicionalmente la fórmula de ahorro por antonomasia ha sido el depósito a plazo fijo. Un depósito consiste en imponer una cantidad de dinero durante un tiempo cierto y conocido, esperando un  retorno cierto y conocido. Ese retorno bruto sufrirá una retención para cubrir impuestos y nos quedará un importe neto  que dedicaremos a consumo o sumaremos a la cantidad inicial para una nueva imposición.

Hasta hace algún tiempo esta fórmula de ahorro era suficiente y colmaba las expectativas del ahorrador más “exigente”. Los tipos de interés que ofrecían los depósitos superaban con creces los niveles de inflación, y además, la guerra en la que se enzarzaron los bancos posibilitaba que los tipos ofrecidos por estos depósitos, hiciera innecesario asumir ningún tipo de riesgo para obtener beneficios aceptables.

Actualmente, con los tipos de interés por los suelos, la remuneración de los depósitos a duras penas bate a la inflación. Los ahorradores tienen que cambiar el chip y buscar fórmulas de ahorro alternativas.

El ahorrador tradicional se debe mover atendiendo a unas premisas básicas. Ajustándose a estas premisas conseguirá no verse involucrado en desagradables episodios posteriores .Estas deben ser:

Rentabilidad: La rentabilidad pretendida ha de ser superior a la inflación. La inflación es la subida de precios de la cesta de la compra y, si nuestros ahorros no nos reportan una rentabilidad mayor que esta subida de precios, cada año podremos comprar menos productos de la citada cesta con ellos.

Liquidez: El ahorrador tiene que ser soberano sobre sus ahorros. No tiene sentido que nuestros ahorros estén “cautivos” y no podamos utilizarlos cuando los necesitamos, so pena de ser penalizados en la rentabilidad cierta que íbamos a obtener. ¿De quién son los ahorros, del banco o del cliente?

Seguridad: Este criterio debemos relacionarlo necesariamente con el plazo.

Seguridad a corto plazo, liquidez y rentabilidad suficiente para evitar descapitalizarse, son los criterios que un ahorrador debe barajar a la hora de decidir su fórmula de ahorro.

 La seguridad a corto plazo es importante para los ahorradores, que quieren tener la disponibilidad de su dinero sin mengua en cualquier momento; quieren dormir tranquilos, acostarse y saber que mañana tendrán un poco más o, en todo caso, la misma cantidad.

Esto no quiere decir que el ahorrador tenga necesariamente un horizonte temporal corto para sus ahorros, sino que no quiere sufrir fluctuaciones a corto plazo.

La seguridad a largo plazo casa más con el inversor. Su planteamiento requiere, en general, un mayor período de maduración y su objetivo es obtener una rentabilidad media anual mayor. Admiten, por tanto, volatilidades y confían en que el tiempo actúe de atenuante de estas. Lógicamente, aunque la facilidad de disposición de la inversión sea grande, disponer o no dependerá del valor de dicha inversión en un momento concreto, pues no contemplan retirarla en pérdidas si no es necesario.

Así pues podríamos deducir que el ahorrador admite, por término medio, menor volatilidad en sus productos de ahorro, aún a costa de obtener una rentabilidad menor. El orden de prioridades en su proceso de ahorro es seguridad a corto plazo-liquidez-rentabilidad.

El inversor, por el contrario, está más interesado en conseguir una rentabilidad media mayor, admitiendo volatilidades y ampliando el plazo de su inversión. Su orden de prioridades podría venir definido por los criterios rentabilidad-liquidez-seguridad a corto plazo, aunque bien podría muchas veces anteponer la seguridad a la liquidez (sobre todo con bienes reales)

El inversor, al primar el criterio rentabilidad, introduce un cuarto criterio para maximizarla: la fiscalidad.

A lo largo de más de 20 años de experiencia como asesor financiero, he aprendido que la mayor parte de las equivocaciones en las propuestas de ahorro – inversión vienen de confundir el perfil del ahorrador y el perfil del inversor.

La naturaleza humana nos lleva a exigir mayores rentabilidades en épocas de expansión. Obviamos las posibles consecuencias que, tarde o temprano, acaban afectando al ahorrador que, de pronto, se «convierte» en inversor.

Por todo ello, es sumamente importante para el ahorrador/inversor mantenerse en el grado adecuado de su perfil de ahorro/inversión. El ahorrador,especialmente, no debe dejarse seducir por burbujas de mercado, por la ambición que despiertan remuneraciones extraordinarias u ofertas bancarias de productos que realmente no se entienden, entrando en pánico ante caídas coyunturales de mercado.

Cada uno de nosotros debería analizar cuanto tiene de ahorrador y cuanto de inversor, y ser disciplinado, responsable y coherente con el resultado.

Al final, como cuando se va al médico, cuanta más información demos al asesor financiero, mejor será el diagnóstico…y, como dice el chascarrillo, sabremos si «vamos a setas o a Rolex».

10 opiniones en “Ahorrador o inversor, ¿usted que es?”

  1. Hola Antón.
    Me ha parecido un escrito muy didáctico. Esta sociedad española que no acaba de arrancar ignora sorprendentemente los conceptos fundamentales sobre educación financiera. Pero las administraciones públicas no han cumplido con su obligación y no hay un plan educativo al margen de la lucha partidista por los sillones. Artículos como este deberían ser cultura general, pero la ignorancia campa a sus anchas espoleada tanto por los de siempre como por los nuevos mesías que prometen paraísos imposibles.
    Ojalá me hubiera topado contigo hace veinte años en lugar del habitual director de sucursal sin ética ni conocimientos financieros.
    Saludos.

    1. Gracias amigo. Efectivamente los «reguladores» no terminan de proteger al ahorrador de los desaprensivos que venden y colocan productos de ahorro inversión. Precisamente la CNMV ha sacado una lista de productos «peligrosos», pero bastará con que el cliente ponga antes de su firma «este producto es de difícil comprensión». Eso y nada es lo mismo. Precisamente los bancos vuelven ahora a la carga con los productos estructurados como si fueran la panacea, cuando son, precisamente, «productos de difícil comprensión». Prepararé una entrada sobre el tema, para que analicemos dónde se originan los intereses que hacen que algunas entidades vean al cliente como un medio en lugar de como un fin.Aunque no todos los post que publique serán sobre ahorro personal, si tratarán sobre la necesidad de regeneración en nuestro día a día. Si te interesa suscríbete y recibirás gratuitamente en tu mail cada nueva entrada. Un abrazo.

  2. Buenas tardes Antón,mi escasísima cultura financiera agradece sinceramente este blog.Es claro y transmite sinceridad,clave para tener la confianza necesaria en un buen asesor financiero.Gracias

    1. Gracias Antonio. Aunque no todos los post serán sobre ahorro personal, si estarán relacionados con los valores que tanto echamos de menos. En el otro post publicado hasta ahora (categoría Educación en Familia) explico el por qué del blog. Espero que sea de tu interés y cuento con tus acertadas valoraciones sobre los distintos temas. Un abrazo.

  3. Gracias Antón. Artículo claro, conciso y concreto. Cuanto mejor nos conozcamos y nos demos a conocer, mejor gestionaremos y gestionaran otros nuestros dineros.

  4. Gracias Antón por tu ilustrados comentarios. Es cierto que ahora, los pequeños ahorradores estamos desorientados y con la sensación de ser pasto de los «ingenieros financieros» de escasos escrúpulos y buenos «posicionamientos» que te pueden llevar a situaciones poco deseables.
    También estoy muy de acuerdo con tu postura en «Fijando el Norte» y por supuesto en lo expuesto sobre los valores en la educación y formación.
    Gracias.

    1. Me alegro mucho que te haya parecido interesante. Tengo preparado un post sobre nuestra relación con los bancos en los que trato de desgranar, desde el punto de vista del ahorrador de a pié, las distintas interacciones con ellos. Hoy por hoy es importante esto por el contexto de tipos de interés que tenemos y la muy humana disposición de exigir siempre mayores rentabilidades…pero quedan dos o tres años en los que el ahorrador conservador tendrá que conformarse con ir batiendo a la inflación si no quiere asumir riesgos. Te animo a leerlo. Un abrazo y muchas gracias.

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