Sexo y Familia

Ya lo dijo Chesterton: «…la próxima gran herejía va a ser sencillamente un ataque a la moralidad, y en particular a la moral sexual».Ser consciente de dónde se encuentra la virtud no te convierte en virtuoso pero te ofrece un faro que señala el camino correcto. El sexo, en sus dimensiones unitiva y reproductiva, es el pilar sobre el que actúan los ingenieros sociales para derribar el statu quo social actual.

“Divide y vencerás” El sabio refranero español es fruto de la observancia popular durante cientos de años y  está basado en tozudas realidades. “La unión hace la fuerza” es, de este modo, una realidad suficientemente contrastada con el paso del tiempo. Los agredidos por esta guerra cultural,  sabemos que podemos valernos de ellos para entender lo que está sucediendo y adoptar las medidas necesarias.

La estrategia de relativizar los valores va enfocada, claramente, a conseguir la división de la sociedad. De este modo, el objetivo de los ingenieros sociales (acabar con los valores sobre los que se ha edificado nuestra cultura occidental) se hará más asequible al diluir la resistencia que esta podía oponer.

Saben que para corromper la sociedad tendrán que acabar con el pilar que la sustenta: La familia. Como célula primigenia de nuestra convivencia, la familia supone el principal baluarte defensivo de nuestra forma de vida. Es donde se imprimen los valores, se crean las normas, se materializa el ejemplo; donde sobrevive el amor desinteresado, uno de los mayores obstáculos para conseguir esa sociedad podrida que tanto anhelan los que la quieren transformar.

Para destruir esta institución  “el enemigo” actúa en varios frentes que nos conviene conocer, pues solo entendiendo la estrategia de este podremos ofrecer una resistencia efectiva.

Sexualidad: El talón de Aquiles de la familia.

Se valen para diluir el concepto de familia, principalmente, de la estrategia sexual, que se ha destapado como la más efectiva. Inventan varios tipos de “familia” para presentar la institución como algo abstracto y desestructurado, adaptable al irresponsable capricho humano. Utilizan eufemismos para confundir a la mayor parte de la población, ampliando el concepto del término a uniones incapaces de cumplir la función básica que lo define.

Generalmente  cuando se aplica la tensión necesaria, la cuerda se rompe por la parte más débil. En este caso es la sexualidad cuando el instinto supera a la razón. Es por eso que fomentan el adulterio, la anti-concepción, la promiscuidad… Solo una sólida formación y una rica vida interior, permite que la razón controle al instinto en este capítulo y que la sexualidad cumpla la función unitiva y/o reproductiva para la que fue creada. No olvidemos que, siendo la carne débil, un adecuado grado de madurez nos debería ayudar a afianzar los valores y principios que sustentan la fidelidad conyugal y los deberes familiares, constantemente expuestos a los ataques de la revolución sexual.

La promiscuidad incapacita para aceptar un compromiso amoroso que nos lleve a formar una familia

Revolución sexual

La revolución sexual es pasado. Terminó cuando consiguieron insertar sus ideas hasta hacer que parezcan connaturales al comportamiento humano. Los medios de comunicación (Ministerio de Propaganda formado por prensa, televisión, cine, internet…) hacen tan bien su trabajo para “el enemigo”, que consiguen moldear a imagen y semejanza del nuevo orden mundial a una sociedad fácilmente manipulable.

“Al construir una sociedad narcisista en donde todos están preocupados por si mismos, la población no se levantará por nada ni nadie; y así el gobierno dominará a cada individuo directamente” Russel

El sector del cine que trabaja para “el enemigo”, muestra implacablemente las mil y una formas de adulterio, precocidad, promiscuidad, anticoncepción, desviaciones…porque sabe que la mejor forma de corromper el corazón es a través de las hormonas. Al consumir ese tipo de cine bajamos la guardia y nuestra actitud pasiva nos hace blancos fáciles de los mensajes con los que las distintas producciones nos tratan de adoctrinar.

El poder manipulador del cine es tremendo y nos presenta como correcta la opción egocéntrica frente a la generosidad del amor al prójimo.  Como vemos, todo lo que tenga que ver con el sexo es susceptible de ser utilizado con éxito para la destrucción de la institución familiar.

Es importante trabajar nuestro sentido crítico para detectar los mensajes subliminales de las producciones en cartelera, o no consumirlas directamente si ya estamos avisados.

«En todos lados cuecen habas»

No es raro que nos enteremos de familias dentro de las cuales se están librando duras batallas de esta guerra cultural. Familiares que se emparejan con personas que continúan casadas, otros que practican relaciones homosexuales, que consumen pornografía o que contribuyen al comercio del sexo acudiendo a prostíbulos…¿qué hacer?

Ante todo, decir que las víctimas aquí no son los adúlteros, homosexuales practicantes o quienes se dejan seducir por los instintos básicos. Las víctimas son los familiares y amigos que intentan reconducir la situación de estas personas y sufren con ellas.

 El cristiano tiene que odiar el pecado y no darle legitimidad, pero debe amar al pecador.

Y nadie puede ayudar a estas personas  si se les deja de lado y se rompe la baraja. Solo estando a su lado y mostrando ese amor desinteresado e incondicional que caracteriza a la FAMILIA, seremos coherentes con nuestra condición de cristianos. De otra manera corremos el peligro de romper la familia y dar la victoria al enemigo que, de este modo, conseguiría su objetivo.

No podemos olvidar que el AMOR es la fuerza de cohesión que mantiene unida la familia y que debe guiar nuestro discernimiento.

Objetivo final

Este enemigo que sustenta lo que San Juan Pablo II llamaba “cultura de la muerte”, persigue  borrar de la población cualquier carga trascendente. Su principal arma tiene munición hormonal, favoreciendo todo tipo de conductas desordenadas en las que prime el amor a uno mismo y el imperio de los sentidos, sobre el amor desinteresado y los comportamientos acorde con la naturaleza de la condición humana.

Para ello, pretenden destruir la familia tradicional imponiendo un nuevo “código moral” que favorezca la indiferenciación sexual y el asesinato de inocentes. Y todo esto está siendo posible tras una revolución sexual consumada, que ha conseguido pervertir la función biológica del sexo desprendiéndola de responsabilidad, límites y raciocinio.

Nos debemos activar contra las fuerzas que pretenden destruir la célula básica de  nuestra sociedad. Nuestra pasividad refuerza al enemigo.

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